¿Está la caligrafía pasada de moda?

En la era de los teclados, escribir a mano se ha convertido en un ejercicio de artesanía que tiene mil y un beneficios mentales y psicológicos, como por ejemplo, promover una buena estructuración cerebral.

La caligrafía se ha cuestionado en los últimos tiempos. Finlandia, considerado el país modelo en sistema educativo, decidió apostar por la letra “de palo” en lugar de la ligada, se oyeron voces a favor y en contra. Pero actualmente, y cada vez más, los científicos están apostando por difundir los beneficios de escribir a mano, algo que puede ser completamente compatible con la era digital. No por disponer de vehículos motorizados hemos dejado de disfrutar de un buen paseo caminando en cualquier parque, bosque o ciudad.

La nueva tendencia de valorar las cosas artesanas y la vida slow también ha revalorado la caligrafía y la escritura manual.

Aprender a escribir con letra ligada es una excelente gimnasia cerebral, ya que, como se ha demostrado en diferentes estudios de neurociencia, propicia la formación de conexiones simpáticas que son claves en el proceso de memoria y estimula la capacidad de crear e innovar. El ser humano es el único animal capaz de crear recuerdos de futuro, es decir, planificar y proyectar sueños y objetivos, ideas y metas que aún no se han realizado. Esta habilidad le permite planificar y crear cosas que aún no existen.

Hoy por hoy, nuestros hijos dedican muchas menos horas a escribir a mano si lo comparamos con las generaciones anteriores, donde prácticamente cada día se hacían dictados y redacciones. De manera que hemos visto un retroceso tanto en la estética de la letra (la caligrafía) como en la parte más técnica de ortografía y buena estructuración de los textos.

¿Por qué, entonces, parece que los médicos y otros profesionales hacen “mala letra”? lo que a nosotros puede parecernos una letra fea o mala, en realidad suele ser consecuencia de la rapidez, son profesionales que han hecho carreras universitarias en las que han tenido que coger apuntes a toda velocidad y hacen una letra rápida, poco cuidada como consecuencia. También es habitual en personas con una inteligencia ágil, que piensa mucho más deprisa de lo que su mano puede plasmar en un escrito.

Tener una “buena letra”, una letra legible y agradable a la vista, puede ser un rasgo que queramos trabajar, tanto nosotros como nuestros hijos. Cada vez más se utiliza la Grafología como herramienta en los departamentos de RRHH para seleccionar personal, y es habitual que en una entrevista de trabajo nos pidan redactar una carta manuscrita.

¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos a tener una letra bonita en el futuro?

Aunque aún no estén en la edad de aprender a escribir, o ni siquiera leer, se deberían potenciar las actividades que desarrollen la psicomotricidad fina, como la pintura, modelar con barro o plastilina, jugar con arena, recortar papeles, y otras similares. Juguemos a trabajar los pequeños detalles con ellos para que fijen su vista y adquieran habilidad con sus dedos. No sólo les será útil a la hora de escribir, sino también a la hora de coser un botón, cocinar o acariciar. La psicomotricidad fina, aquella que usamos cada día, se trabaja igual que un ejercicio concreto, y la caligrafía también puede ser un ejercicio con beneficios tanto físicos como intelectuales.

¿Y qué hay del “lettering”?

El lettering (o letras dibujadas) lleva un tiempo de moda y las papelerías especializadas se han llenado de material de todo tipo: papeles de mil y una texturas y colores, rotuladores, pinceles…se organizan talleres con profesionales y cada vez más personas lo utilizan en su día a día como distracción. La neuro-caligrafía (o Programación Neuro-caligráfica) que ha surgido en los últimos años de la mano del Dr. Joaquim Valls es una forma sencilla de lettering que busca, no la uniformidad en la escritura, sino la transformación de nuestro lenguaje interno a través de, entre otras cosas, la Grafotransformación de nuestros escritos. Esta transformación de la letra necesita de tiempo y esfuerzo, no es sencillo modificar nuestros trazos porque tampoco es fácil modificar hábitos y pensamientos internos. Es por ello que se trabaja una sola fortaleza del individuo y un solo rasgo cada 28 días de forma que se graben profundamente en nuestros ganglios basales (aquellos que nos ayudan a realizar los movimientos sin tener que pensar, de forma automática) los cambios de nuestra personalidad.

Nueve meses de trabajo constante para modificar nueve fortalezas, un “renacimiento” del individuo que merece mucho la pena conocer más a fondo.

El próximo mes de abril abriremos un nuevo grupo del Programa “Re-evoluciona” donde utilizaremos la PNC para revolucionar y evolucionar juntas.